Aqui estamos, jodidos por el destrampe de la epifanía, cuando deseamos quedarnos en el ardid publicitario de nuestras decisiones, publicamos...
Poblamos la indiferencia del abrazo prometido, cuando en el destello de tus ojos anunciaban el encuentro, los libros se quedaron mudos, y las manos destrozaban las hojas con la mirada astuta del tacto; me descubriste tras las letras escondiendo el compromiso que no pude cumplir, y ya no quise quedarme mas contigo, no quize dañarte, evite tus brazos mientras mas ardía en el sopor de la tarde, cuando necesitaba de ti, acurrucarme como lo hacia en tu pecho, saberte conmigo, me dijiste ¡amor!: yo tenia el dolor ausente de tus brazos, te deje con mis lagrimas, viaje con mi silencio todo este tiempo donde no he tenido tranquilidad... fue solo un Dulce libro, pero publicamos, y con eso basta para entretejer el corazon a las hojas esperadas del invierno.
Sabes que te adoro, me dejas en el fulgor de la alborada afuera de tu espera, donde el vagon de los años se ha llevado de ti mi nombre y soy un extraño haciendote el amor, en sueños ajenos. Si te amo. Siempre lo he aceptado, solo que temo despedirme siempre de ti demasiado tarde, y no llegar a realizarte en mi hombro, acomodado en ti, deseando... tu siempre has tenido miles de palabras para mi, yo he tenido miles de besos para ti; tengo la creencia firme, de que ya es el tiempo en que debemos de compartirnos...
