sábado, junio 21, 2008

Meta + fora

Para Ana... siempre virgen de mi espacio.

El sueño... lábrego de muchos caminos... camino de mis manos... tu cuerpo.
Pasos misteriosos en este temblor minutero que acabo de sentir lejos de ti...
ya no me arropas en tus siénagas lugubres, perladas de sabiduria, amor.

Es más el canto que siento cuando brota tu canto de las nueces que disfruto
a medias, dátiles frescos, en medio del monte de una piel sin dueño,
tus senos disparados en esta sosegada brecha, donde aparece resolana
de rumbo perdido, donde las cañas se ocultan tras el arrollo de tu vientre...

sujeta, disgregada en todo manantial, apareces hechizada con aire de encanto.
libélula, febril relámpago, haz de luz, miel de insecto, vuelo frágil de cuento.

Ya no quiero inventarte, desaparece de mi como ufano holograma, canto magno,
quiero tus piezas en cortos completos, no en fugacez mejoranas, no siempre...
cuando a veces decido tomarte de la mano, aqui en la soledad de un sueño.

lunes, junio 16, 2008

empieza el cuento

Desde que, entonces, se graduaba el amor en litros, metros cuadrados, kilómetros cúbicos, besos y caricias, se empezó a mirar en perspectiva: las vidas tranquilas, el atole caliente en el microondas, los lagos siempre esperando tu paso firme y elegante, cuanta sensualidad, tus piernas desnudas, tu nariz, el olfato de nuestros encuentros... la historia viene poco a poco con desmedida "solicitud"... con desmedida petición... el amor.

Ya sin el viento...

Quiero mucho y quiero nada.
Quiero morir en tu vientre,
quiero tus piernas de almohada...
[Rafa]

quiero el mar por donde oferte silencios,
rescatar el duelo del ruido que la pleamar
se traga constante en sus coitos imprevistos;
quiero levantar el velo, despacio del espacio
entre la arena y la luna,
ese silencio terco, sí, ese que las nubes
han sorbido en platos
llenos de leche con la lengua intermitente
de los cirros, resbalando el amplio cielo...

no he dejado amordazada la nubil cortina,
cuando aquellas olas enternecedoras influían
de reflujo nuestro ruido, desgajado,
descalzo... poco en el escampado firmamento.

Quiero aún el cielo.
Quiero más, aún más el mismo silencio.
Quiero tu cuerpo desgajado, tantas veces
con miles de besos, esperando sueños;
ahi tan ileso, silencioso cuerpo...
mares tiernos de cuerpos,
olas silenciosas de cuerpos sedientos
de ruido y silencio, de cortos latidos
de suaves fragmentos.