sábado, octubre 20, 2007

EL TIEMPO

[...el tiempo el implacable el que pasó... siempre una huella triste nos dejó... aferrarse a las cosas detenidas es ausentarse un poco de la vida...]
PABLO MILANÉS.
Dedicado para todos los queridos y no queridos, saludos al atormentado amigo.
Con amor: Rafa.
Quisiera comerme un pay de limón, como solía cocinarlo mi madre cuando no trabajaba; al salir de la escuela, mi hermana y yo, y llegabamos cuando ya tenía preparada la comida. Aquellos tiempos en que desesperaba por que fueramos bien hechos con las tareas escolares y borraba las "cochinadas de tarea" que con esfuerzos nos tornabamos a realizar, -"¡hágalo bien!"- y arrancada la hoja, regresabamos al principio de la hoja... cuan tardado se tornaban las tareas, y una vez terminadas nos íbamos a jugar con los del barrio.
Jugamos a los hijos (aseguro y confirmo que no se nos ocurria casarnos ni tener "frees" con las amiguitas) con la pelota de goma, de 8cms de diámetro, y contra la pared de enfrente la rebotábamos. la dinamica era la siguiente: primero, nos numerábamos y el más grande de todos tomaba la pelota y gritaba el número de cualquiera de nosotros, al que le tocaba iba tras la pelota y tenía que aventársela a alguno de los participantes y pegarle en el cuerpo antes de que este tocara la base, la cual se encontraba a varios metros de donde se tiraba la pelota, si éste no le pegaba a nadie, se le hacia el primer hijo, y así sucesivamente hasta que se le hicieran tres o cinco hijos dependiendo. Ya despues de juntar los hijos, éste se hacia acredor a un castigo que iba desde lo mas sencillo como ir a pedir agua a la casa de alguno de los participantes -para todos- (claro que no fuera su casa), hasta tocar la puerta de la señora mas regañona de la colonia solo para molestar. Ya terminado el juego y empezando a oscurecer, un bote era culpable del famoso "can-can por el Rafa" "que está escondido en los arbustos de la casa de doña Tina..." y el tan esperado grito despues de "¡¡¡¡Salvacion por todos mis amigos!!!!"
Que días tan hermosos, cuando andar por la calle despues de la lluvia jalando cochesitos con hilo de canuto (comprados en el mercado) , y metiéndolos a los charcos y escurrenterías del agua que bajaba por la calle que no estaba pavimentada, en la pendiente; descubrir con miles de sueños a través de las nubes el arcoiris y con aire triunfal de "yo lo descubrí" compartirlo con los demás y hablar de la olla de oro que se encontraba al final de este, del origen, del final de su alcance " ha de estar cerca de Xico" "se oculta por allá por teocelo, en la barranca, donde hay unas cuevas..." y todas las historias salidas de la cabecita de niños de siete a diez años, fluían sin terminaciones y consolidaban solo la fiel amistad y el compañerismo de los juegos.
Quien iba a pensar que se iban a acabar esos días de inocentes sueños de repentinas imágenes, y de repente estaría sentado frente a una computadora escribiendo miles de palabras con una melancolía casi tácita de mi mismo, un vino que jamas me gusto de niño, pero que puedo comparar como el sabor de las naranjas reynas recien cortadas en los viajes al campo, rumbo al río de la marina o a la bola de oro...
Salud, tiempo implacable e incansable, bendito tiempo que has pasado con la felicidad que se valora cada segundo de lo pasado, de lo bueno y de lo triste, de los que estuvieron y ya no estan, de los que fueron y ya no son, de los que ya no estamos ahi donde el terruño y amamos a lo lejos la distancia pasajera que te envuelve...
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nota: una disculpa al "anónimo".