sábado, junio 02, 2007

la irremediable desesperación...

Ya no quiero esperar, me choca esperar, siempre he esperado, me desespera ser paciente, siempre me tengo que resignar a esta espera, estoy hasta la madre de esperar... no quiero esperar más. Hace un rato tuve que esperarte, y no quise dejar que me esperaras, quise mejor salir y dejarte esperar a que me esperaras, sin dejarte esperando porque sabrías de antemano que estaría afuera esperandote, siendo que no estoy esperandote a que esperes que creas que espero sino todo lo contrario.
Ya no quiero desesperar. Espero con ternura a la desvanecida esperanza, el despecho o enojo, me acusa lágrimas, me enjareta cosido a la noble desfachatez del canto del cisne, me enarbola el ánimo, me sabes desde lejos a simple y perdida, me ocultas y me ciñes, me atormentas...
Ya no quiero dejarte ser en mi desesperanza la enigmática cubilla de dolor, la sincera troque floral de mis corazones, hibridos de abrazos, sentidos frígidos anhelos, rebosante amatista... cuando en el campo te entrego a mis manos desnuda, mi lengua furtiva acaba recorriendo el lienzo de tus nortes vientos, la huracanada de mi cielo, el címbalo funesto que anuncia mi arieta, despellejándome los huesos, mostrándote en la sangre mi singular soneto.
Ya no soy el mismo. He dejado de colorearme los sentidos, he deseado cobrarme los minutos distendido en tu piel como un niño, cobijando lo que queda de mi con tu delirio...

miércoles, mayo 30, 2007

duele...

El tiempo a deshoras mata. Un recuerdo pequeño, se escribe en mi mente, desdeño la posibilidad de increpar, sin márgenes, a un nuevo cuerpo, donde acuñe la sangre mi orgulloso delirio; ahí, donde encuentro las voces de nunca y de siempre... el encuentro. Te entiendo como te sé, te bebo a cántaros, y auguro la despedida. Los reproches me llenan de tu salva, la herida desquebraja los peñones de mi ego y siento como creces, y me desvías del sentido, me ahogas, te se de sobra en mi, te siento lenta entrar a mi portal, caminas a lo lejos, mansalva de jirones y desgajos de la niebla prometida de octubre... desespero.
Quiero junto a mi tu sustento, quiero saber que no existes como un sueño, desmembrando dunas con los pies, obturando lentes fijos en la medida epidural del cosmos, quiero no sentir jamás tu despedida en cortos y sinuosos destinos, apagados focos de la tempestad, rayos inmunes al ultravioleta de tus labios, al ferroso lactánico y frenético del tacto... te hiere mi sensible mortandad. Me tienes en tus manos, me hieres con sombras hilarantes de lo que fue mi gusto, matas mi hielo con tu augusta ternura... en la caricia. Te pierdo y no soy nada, me quedo de ti, en una bola sueños que no quise ser. Te quiero, a medias, tunco de mis vicios, dejado de aquel tabaco brillante a las dos de la mañana, separado a fuerzas del Grácil vuelo del insecto, de los grillos a través del canto, de mis fueros, donde simple y humilde no soy lo que parezco... te quiero sin mi litrona de trofeo, sin el desvarío de las pequeñas horas; santa, que has dejado a los caminos mortales el tiempo atrás, y jugado con los agujeros negros, en una misma cuántica obtusa, y sin marquetas que romper jugando con los dados al azar...
No hay más dolor que el mío cuando me dueles... cuando nada me falta, solo el maquinal abrazo de la muerte, la desdeñada sonrisa del infortunio y la mueca frugal de mi enemigo pisandome la sombra... que humano te deseo, que efimero destino.

martes, mayo 29, 2007

fuera de este mundo...

Última.

[Anda, corre donde debas ir, que te espera el porvenir...
Anda ... que los cisnes están vivos,
mi canto está contigo, no tengo soledad...]
Silvio Rodriguez -Requiem-
Te quiero a las horas de siempre, dejando tirada mi ropa sobre la cama en la mañana, te quiero de todos modos, aunque me exijas comer a mis horas, aunque me pidas que te cuide desde lejos y te espere al otro lado del cristal, en un aparador... me haces creer que no existe la sencilla templada flor del viento rompiendo a sueño abierto, todas las horas ...
Te imagino sigilio triste, te imagino tocandote los dedos, saboreando ese café calientito, apretado entre los humos olorosos de su esencia en la tarde de tasas e ilusiones emocionantes... frente a tu imagen defino a la "soldadera" de mi amor revolución, preciado regalo de mis balas, muestra fragante de la guerra... de todos modos te quiero, las veces de siempre, cuando te tengo a ratos y cuando a ratos te pierdo. Quiero imaginar siempre rodearte de canciones, cantarte a media voz tu canción favorita, mi canción en tus labios, y en los labios abrazar tiernamente tu más puro suspiro; llenarte de palabras, de colores y colorearte el cuerpo con las mismas letras del corazón...
Te quiero extrañar siempre, como siempre me extrañas, sin extrañarme como yo te extraño, y besarte cuando más lejos te tengo, y te hago venir a mi encuentro...
Te quiero. De lejos, sin permiso, sin barreras ni condiciones que sacrifiquen el destino de lo que siento, porque no lo dejaré de hacer, porque te quiero, porque lo se, por eso te dejo, ahora, en este preciso momento.