miércoles, junio 15, 2005

Lluvia.

Llegas disparatada, sin avisar, tardía, te excusas, rompes la monotonía, ocultas en tus mantos las célicas miradas, anuncias la condensada faz escenica de los miles de quebrantos, fúricos cantos de las aureas y endelebles cirras; cúmulos, en la pasión de la tormenta, vienes a dar vida a esta tierra sedienta de verdad, donde no se quiere la sequedad impaciente de los valles, sotaventos de incansable concupiscencia, ya han dejado asolados los destinos perplejos de la ecuanimidad... ¡venga salvadora! da con dulzura en el germen, inflama con ternura en la dureza de mi suelo tu mas puro deseo, moja con tu esencia mítica las piedras que seducen mis sandalias al camino, entregate completa a los misterios de la noche y se conmigo. Fuente mia, dejame contigo y llevate mil voces allá cuando el trueno mágico te invoque, y las fauces inverbes donde llevan los secretos, olvida la secuencia y se tu, para las vidas, como siempre en crecimiento...