jueves, agosto 17, 2006

Mascarada.


A distancia recorro lento, la mente, lamento.

Cuantas palabras me guardé en el cuerpo,

cuantas lagrimas guarde en el tuyo,

simples despedidas

cuando mas te amaba en el silencio.

El río en correnterías, recorre, corrientes,

desata en las cascadas, cáscaras, descacaradas...

cuantas caras debieron descararse,

con solo verter el alma en los nacarados brillos de las máscaras.

La montaña.

<-- Xico Viejo, Veracruz.. Para Are e Ivan.

Llueve afuera, tengo la misma imagen de tu rostro cuando compartimos ... te quiero.

Te quiero a estas horas de la noche cuando afuera la tormenta desata misteriosamente sus hilos destellantes en floridas copas, en desgastantes caminos celestes y nocturnos, te amo como cuando eras niña, como cuando jugabas a vestir las muñecas de tu casita de madera. Tan sencillo como cuando no querías artificios para ser feliz, como cuando la necesidad de vivir era solo amar disfrutando las nimiedades de un momento feliz compartido. Te amo así de simple, así de sencillo con mis ropas de juegos, con mi sangre que late escribiendo nupcias con delicados sonidos de abejorro… te amo con todo el esplendor del juego, con todas las mañas de ganar, con todas las astucias de compartir esta felicidad de niño. Con este pequeño corazón de injerto, con esta manía de abrazarte en mis espacios, a travéz de la niebla, feliz. Cantando la sencilla tempestad del viento que te abraza el cabello, te endulza los ojos, e ilumina tu silueta de mañana.

Cuando la nostalgia ya no causa ningún dolor en mi tristeza y el amor lo comparto con la armadura coraza del tiempo que me vuelve mortal y a donde vine, me regala leal a tu sentido; somos uno, y ya enterramos nuestros muertos…

Llueve afuera, tengo la misma imagen de tu rostro cuando felices compartimos… te quiero a estas alturas, cuando no soy, mas que tú, cuando lluvia, cuando canto y relampago se unen; yo te invito mi sombra, mi tierra, mi destino... aqui a mi corazón en plenilunio.