martes, marzo 23, 2010

un poco de Quirologia aplicada

Esas manos tuyas tan suaves tomando el papel, me alejaron las letras y me acercaron los finos trazos, la figura lenta, me adorno el segundo, hasta tus labios cuando emitieron por vez primera, esas palabras tan estiladas, tan suaves y decoradas, no puedo ni quiero olvidar el momento en que me quisieron y no pudieron...  no puedo sentir mas, que aquel instante perdido de tus dedos, cuando veloces escaparon de mi presencia, cuando entre tanto papeleo, descifraban incapaces, las destiladas horas del reseco tacto, tan suaves, como una playa tersa y silenciosa, amantes... 
Cuanto he buscado tus manos, abajo de la mesa, en medio de un pastizal, a través de miles de cuerpos dorados de insomnio, tomando el tiempo en que no viene el sueño, ¡ah que tus manos! ¡tan queridas manos! quietas me preguntan la salida y entrada del sol de media tarde, la fresa en la nieve, el dulce del cafe, la leche condensada resbalando hasta mi lengua, las tostadas que ofrecen particulares delicias... 
Mis manos en tus manos.
A veces creo que nos entendemos más, que todos los tiempos buscando manos ajenas, plena confianza de manos conocidas.
Manos de oración, manos de santa, manos de contadora de billetes, manos delicadas de cantante, manos de amante, manos de perla, manos de seda como tu piel, manos de joya, manos de preciados postres sobre una marea embriagante... manos queridas, manos de agua, manojos de manos...
amo tus manos, en el silencio que escriben nuevamente tus silenciosas manos...