lunes, marzo 12, 2007

Dita

El encuentro de nuestras almas, transparentes y sigilosas, desata tormentas, fluye en torrenciales aguaceros y me hace bien tu venida, me enorgullece tu presencia, me estampa tu sonrisa de felicidades permanentes; no es que sea triste siempre, pero me encarnas entusiasmo como fuente mágica de todos los encuentros, y no dejas de ser tu en mi y yo en ti como si fueramos los mismos de hace mucho tiempo...
Creo aún en el encuentro, vengas a mi desde lo lejos y descubras aqui en mi todo lo que somos desde aquel diciembre en la luz, desde aquel instante en que tu silueta se fijo en mis ojos, creo que vengas de repente y me hagas desaparecer en la magia de tu tacto, estremeciendo mis sentidos; en dos, con sueños, sin miedo, con amor, con fe y esperanza, sin intuición, con Dios en comunión...
Cuanto tuve que esperarte, cuanta paciencia manó de todos los tiempo en todos los segundos de esta espera, mi siempre bien amada Ana... sin queja me recibes despues de mil caidas en la esencia del mundo, desnudo y sin temores, me entrego a ti y soy de nuevo tuyo.
arropame en tu regazo y entregame a tu vida...