miércoles, mayo 16, 2007

Te quiero...

Te quiero hace miles de siglos, cuando el mundo vertía de hisotrias a este silencioso grupo de gentes, de un lado para otro, las palabras ivan cargadas de imágenes, sueños, venturas y desventuras. Pasaban por la vida de juglares, caminantes y trotamundos, las azañas sagaces de heroes y bandidos, temerarios forajidos, amantes de lo desconocido, y aun sin conocerte te llamaban desde entonces... te evocaba la regia dominancia del fugitivo, cuando entre cadenas lloraba la huida, clamaba desde lo mas profundo sus pasos a través de la hierba franca, la solaz pradera que recibe sus pies descansados, despues de la marcha... revive, y siente reminiscente el agua fluyendo en la rivera, acotando sus delirios cuando la sed sacia en los borbotones, su mas animal deseo de llenar esos vacíos, tan libres de los cantos... te llamaba a ratos, aquel silencio en la oracion del monge, sintiendo hervir su piel, lacerando sus motivos tan ocultos, esquivando a suertes tan personal sufrimiento, tan carnal alivio de los roces de tu dulce canto, con su virginal oído... aquel enamorado paje que con febril incierto, atinaba a descargar su aliento en las desvergonzadas pieles y el fieltro real de acomodadas tintes, suspiros encarnizados por tu mágica presencia en cuentos, historias y desvencijadas ollas de oro desdeñadas al final del arcoiris; iridiscente al fin, inalcansable... más nadie ha podido verte, ni mucho menos tenerte como en mis brazos tendida, comprendida entre mis labios, sentida más, en el mágico momento del placer más grato, el sentido más compartido del amor, la salvia desgajada de una planta de truenos, con tormentas arregladas... te quiero desde entonces, con esta y más historias locas que contar, con mis letras, con mi vigilia a flor de piel cuando te encuentro entre mis sueños y no se que hacer contigo, quisiera dejarte aqui a mi lado, pero siempre sales corriendo, dejandome esta angustia de alcanzarte no se donde... y dejarme sin aliento y sin llanto... te quiero desde entonces, en la flor del tiempo sin recados, sin infierno, con toda esta esperanza de ternura, de abrazos y de cantos, lleno de ti.

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