martes, septiembre 05, 2006

de vuelta a la normalidad

Todo vuelve a ser normal si sentimos la necedad de existir sin sangre, sin voz, sin letras con que resumir la alborotada piel del deseo… si llegamos a ser luz, dejamos de quebrantar la desidia de ser irresponsables del alba, llegamos a ser polvo níveo de algún cuerpo celestial olvidado. Seremos algún día, caminantes equívocos, pasajeros con destinos diversos, arrancados de una historia diferente. Cuando el caso sea, se ejemplificará la testarudez de ser simple, de estar a diestra y siniestra regalándose a si mismo, como un hombre franco tirado a media carretera, sin prisa y sin dientes con que devorar el pastel ingenuo de la facilidad. Todo es normal, todos se fijan aquí en tu corazón justificando heridas que siguen sin sanar, embrujos y maleficios, engañando al comensal. Elixir de amor, regado en las faldas de la concupiscencia, adiestrado valor de nobles, serpentinos regodetos y caminos infiltrados, de carmín y estilo, manos empacadas en guantes de tul y franela, fríos días de un invierno engañoso a mediados de la canícula, seremos nosotros mismos cuando todo esto pase como un sifón vertiendo partículas infinitesimales de soda en un vaso de vodka corriente. Invitaciones al desden y a las sombras, cuando el pensante sentimiento se queda sin motivos, desnudo sin la boca de opinión, sin fondo tenue, sin arrepentimiento, sin lozanía de perdón, vivo. Existencial y frío te observarás dentro de una caja de cristal, sistemático y frugal, hambriento de respuestas y verdad, necesitado, al fin; y sin terminar degradará la calidad humana que te hace ser tu mismo. Y sientes morir sin motivo, sin tener la capacidad etérea que te hace existir sin motivo… eres polvo, como ese polvo sin eternidad, pasajero. Te dejas caer hacia el viento irreal que te arrastra a una corriente sin fin y sin cielo. Terreno. Mineral, acabas por ser aplastante y sólido, inmóvil, pétreo, inconmensurable, febril por sueños que no vuelven, por ideas que no emergen, por sentidos que se han destilado en sequedad, en tu destino.

Volar, no ha sido siempre un buen sueño cuando no eres más allá que firme, más allá de ti. Más allá de donde tú no conoces, infinito. Deseo efímero que termina por saberse inútil. ¿Quien da más por un pesimista que termina por esperanzarse en las determinantes sombras de lo que puede ser?

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